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VOLVER A LA VIDA CREATIVA

¿Cuántas ideas maravillosas se quedan guardadas para siempre cuando surge el destructivo y devastador diálogo interior que se encarga de desvanecerlas instantáneamente?

Pudiéramos hablar durante horas, escribir un libro o grabar una serie sobre todas las historias propias y de grandes amigas intelectuales, artistas, ejecutivas, empresarias, políticas, soñadoras que durante años hemos tenido ideas maravillosas con grandes posibilidades de materializarlas y, sin embargo, las excusas emergen a diario desde las profundidades de nuestro interior para decirnos en dos palabras: No puedes.

Clarissa Pinkola hace una analogía de esto que -no con poca frecuencia- ocurre en la vida de muchas mujeres. Ella toma como referencia de la mitología griega a las Arpías, unas criaturas mitad humanas, mitad pájaros.

Cuenta la leyenda que Zeus castigó a Fineo, rey de Tracia, desterrándolo a una lejana isla, donde las Arpías llegaban cada día para robarle la comida de las manos antes que pudiera probar un solo bocado.

De esa misma manera como las Arpías le arrebataban la comida a Fineo, suelen aparecer en nuestra vida para robarnos los anhelos, las ideas, la creatividad, colocando en tela de juicio cualquier posibilidad de creación. Si observamos con detenimiento cómo se presentan estas aves de rapiña, las encontraremos de manera invisible en nuestras propias resistencias, miedos, inseguridades, vergüenza, culpa.

En muchos casos, estas emociones son solapadas por el dinero y el tiempo, aspectos a los que recurrimos para justificarnos a nosotras mismas, entonces nos decimos: “quiero desarrollar esta idea, pero no tengo dinero”, “estoy tan ocupada con el trabajo; los niños, la casa me consumen todo el día, no queda tiempo para mis cosas”.  Y es cierto, los oficios de la casa son interminables y definitivamente es uno de los obstáculos más comunes que encuentro en las sesiones individuales de Coaching Empresarial, convirtiéndose en un inobjetable muro de contención para justificar la parálisis que, por lo general, proviene de un alma despojada del sagrado poder creador.

Una mujer con miedo al fracaso le surgen preguntas como: ¿Podré hacerlo? ¿Tengo lo que necesito? ¿Y si no funciona? ¿Qué van a pensar de mí? Se siente perdida porque sus pensamientos se sumergen en las tinieblas, su alma se debilita hasta alcanzar una parálisis que no comprende, reprime sentimientos y está condenada a no tomar acción, a no hablar, a no hacer, finalmente a no ser, dejando todo para un eterno luego, enviando a la isla de algún día podré hacerlo sus más profundos anhelos, esperando que la creatividad regrese y que la vida brote de nuevo.

Existen también las expresiones visibles de las Arpías, corresponden a nuestra realidad externa, la economía, la política, el clima, el trabajo y, por supuesto, las personas que nos rodean, a quienes de manera consciente o inconsciente le hemos otorgado el poder de arruinar nuestra creatividad, a través de la descalificación, la duda, la burla o el juicio. Son seres que solo pueden observar la vida desde sus heridas, nada que tenga posibilidades de florecer puede ser aceptado y el mínimo brote de la semilla es censurado.

TENEMOS UN ENORME Y ÚNICO POTENCIAL CREATIVO

Recuperar la creatividad requiere una práctica de conciencia mental, emocional y energética diaria que te mantenga en un estado activo de gracia. Para lo cual, precisaremos limpiar nuestro mundo interno, sacar las impurezas, las resistencias, los complejos, los miedos y todo aquello que nubla nuestra visión, que nos roba nuestra energía hasta dejarnos sin aliento, que nos hace enfermar inesperadamente, que nos limita, que nos quita la armonía.

Todas tenemos un enorme y único potencial creativo, el primer paso para reconocerlo, encontrarlo y recuperarlo es tomar la decisión de hacerlo. A partir de esa decisión se abre la posibilidad real de iniciar un trabajo interno y energético, de establecer un plan, evaluar posibilidades, oportunidades, crear un equipo de apoyo, buscar ayuda profesional si es necesario, definir la meta, trazar objetivos permitiendo que las ideas broten, fluyan, se desborden, sin juicios, sin censuras, eso es la vida creativa.

Retomar nuestro sagrado poder creativo puede implicar fracasos. ¡No importa! valdrán la pena porque fracasar es parte del crecimiento, puede ser un puente hacia el logro de tus objetivos y sobre todo significa que estás en movimiento, que estás viva y que eres ilimitadamente responsable de que tus decisiones fluyan con la menor fricción.

Algunas mujeres temen ser incomprendidas cuando recuperan su vida creativa. Y sí, es muy posible que hasta el gato se incomode. Pero recuerda que tu soberanía no se discute, no se le explica a nadie, simplemente se ejerce.

Por ello, aprende a proteger tu energía, tus pensamientos, tus emociones, tus sueños, tus anhelos, tu pasión, tu tiempo. Valora cada minuto, el tiempo está allí observando silenciosamente en qué lo usas. No lo regales, no lo pierdas, no dejes la vida para después.

Comprometernos a vivir una vida sin heridas y permitirnos ejercer nuestro poder sagrado de creación, desde el mayor estado de conciencia que podamos alcanzar, es un acto de amor incondicional con nosotras mismas y con el universo.

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