TERNURA
Hace unas semanas atrás recibí un regalo muy especial, no solo por la persona que con mucho amor me lo obsequio, sino también por el valor histórico, cultural y artístico que representa. Se trata de La obra Ternura, de Oswaldo Guayasamín.
Ternura es una de las 100 obras que forman parte de su tercera gran serie denominada “Mientras viva siempre te recuerdo”, un homenaje de ternura y amor a su madre, y a las madres del mundo.
En palabras de Pablo Neruda, Guayasamín fue “uno de los últimos cruzados del imaginismo, de corazón nutricio y figurativo, un pintor germinativo y esencial, seguro de que su universo puede sostenerse, aunque nos amanece como un derrumbe cósmico.”
Sumergirme en esta obra, es sumergirme en la ternura de mis abuelas, de mi madre, de mis tías, de mis amigas que se han convertido en mis hermanas. Es encontrar en un abrazo el amor incondicional y la fe en el ser humano.
Celebrar el día de las Madres, es honrar la capacidad de ver el mundo desde allí, desde la ternura, ese sentimiento que nos hace profundamente humanos.
Y es que lo femenino se manifiesta como una fuerza que nutre y protege, que no es una energía exclusiva de un género y que equilibra la dureza del mundo con la sutileza del acto de acunar a un hijo hasta la firmeza con la que se dirige a alcanzar sus objetivos más excelsos.
Junto a Guayasamín, en este día de la madre, te invito a ver la vida desde la ternura, a convertir ese sentimiento en una forma de actuar cotidianamente, desde esa dimensión de percepción que te conecte con la fuente de la vida.
¡Feliz día de la Madre querida mujer!